19 de noviembre de 2011

Me ocurre habitualmente que, durante mis múltiples noches de insomnio, aparecen por mi cabeza numerosas ideas, van saliendo como el agua de una cañería rota, anegando mi cabeza. Con la misma frecuencia, olvido al día siguiente esos mismos pensamientos. Las palabras que escribo en estos momentos no son sino el recuerdo de algo que paso por mi cabeza anoche.

En cierto modo, creo que todos los seres humanos sufrimos un estado alterado de la conciencia. Estos estados alterados de los que hablo tan solo son diferentes planos a los que llega nuestra conciencia, diferenciándose de la de los demás. Es decir, que cada persona percibe un universo diferente del de los demás, todos tenemos conciencias diferenciadas, en cierto modo (no quiero de ningún modo exponer esto como un absoluto, sino como una opinión, pues no soy ni psicólogo ni nada).

He observado que cada persona tiene un mundo diferente. Ha sido educada de forma diferente, en un entorno diferente, siente pasión por diferentes cosas, etcétera. Incluso personas con afinidades o muy unidas afectivamente viven, al fin y al cabo,”realidades” diferentes. Cada uno tenemos un background distinto, una serie de sensaciones o percepciones que han ido calando en nosotros (¿Se alojan en nuestro subconsciente?) y que nos hacen ser lo que somos, hacer lo que hacemos y decir lo que decimos.

De tal modo que, según lo que mi cerebro procesa, no podemos juzgar aquello que hace una persona. No estamos capacitados para hacerlo, por el simple hecho de que no compartimos el mismo universo, o la misma realidad. Sí que podemos hacer que ese acto pase por nuestros filtros para intentar comprenderlo, extraer de ello algo importante o, simplemente, desecharlo.

No sabría decir si de lo expuesto se extrae que estamos condicionados o determinados por aquello que percibimos, pues, como siempre, la retórica es un mal amigo y de las largas palabrerías, considero, debemos extraer solo aquello que intuitivamente cobre sentido para nosotros, sin intentar dar una forma a todo (como erroneamente estoy haciendo). Pues aunque introduzcamos el agua en un recipiente, la forma de este no definirá su esencia. Así, olvida todo lo que he dicho y quédate con el sentimiento que te ha inducido. He vuelto a olvidar lo que iba a decir. Me pasa por aferrarme al pensamiento.

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