24 de mayo de 2011

Dimos la mitad de nuestro ser por soñar una vez más, vinimos a este extenso prado a resucitar emociones que un ayer sentimos, que creímos haber perdido, mas no existe el olvido mientras el alma sea eterna y, la Luna, nos alumbra para que la noche sea bella, no oscura.
Lloramos lágrimas de alegría, sacamos de nuestro cuerpo lo mejor de las personas. Y amamos cada centímetro que unía nuestra realidad. Tocaré en el piano de tu belleza la mejor de las sinfonías, sin parar, hasta que llegue el momento de dormir para volver a soñar
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